Bajo el lema “Sin límites gracias al implante coclear” el día 25 de febrero se recuerda el primer implante coclear realizado en Europa, en 1957, por el doctor André Djourno, que revolucionó el tratamiento de la sordera, favoreciendo la autonomía e inclusión de las personas sordas.
«Gracias a mis implantes cocleares mi día a día es más fácil al poder utilizar el lenguaje oral en cualquier aspecto de mi vida”, afirma Alicia, de 21 años, usuaria de dos implantes cocleares. Hablar por teléfono, relacionarse con personas oyentes, escuchar la televisión o música es algo que esta estudiante de Administración y Dirección de Empresas puede hacer desde que, con solo tres años, le realizaran su primer implante coclear.
En el caso de Javier, de 41 años, trabajador de un departamento de Contabilidad, el implante coclear que se puso hace nueve años, después de haber utilizado audífonos durante toda su vida debido a una sordera profunda de nacimiento, “me ha cambiado la vida”. Tanto que el pasado año decidió implantarse en el otro oído y mejorar todavía más su percepción auditiva, “sobre todo a la hora de comunicarme con las personas, pues me entero mejor”, cuenta.
Alicia y Javier son ejemplo de cómo los programas de detección precoz de la sordera infantil, la atención logopédica adecuada y la tecnología actual, se han aliado en favor de la inclusión educativa y sociolaboral de las personas sordas.
Sin embargo, ambos destacan que quedan cuestiones pendientes que habría que mejorar, como son: la regulación de la renovación del procesador del implante, por ejemplo, cuando éste se queda obsoleto o cuando hay avances tecnológicos que aportan una mejora significativa en la audición. “Un trámite muy largo”, explica Alicia.
También, el coste del seguro para esta prótesis o el gran desembolso que deben realizar en pilas para su funcionamiento o el que deben hacer para renovar algunos componentes externos que no cuentan con cobertura sanitaria, son otros asuntos que señalan estos usuarios. Y son quejas comunes entre las aproximadamente 15.000 personas con sordera que, en España, son portadoras de implantes cocleares.
No hay que olvidar que estos componentes externos son imprescindibles, pues solo con que falte uno de ellos el implante no funciona. Asimismo, hay que destacar las desigualdades territoriales existentes, ya que la cobertura de la prestación varía de una comunidad autónoma a otra, incumpliéndose en muchos casos los criterios mínimos comunes aprobados para todo el Estado y vigentes en la cartera básica del Sistema Nacional de Salud.
Información extraída de FIAPAS